Andrés de Santa Cruz, nació
el 30 de noviembre de 1792 en Huarina, el virreinato de la Plata (Actual Argentina,
Bolivia y Parte del Perú) fue parte de una familia de nobleza colonial, formada
por el maestre de campo Jose de Santa Cruz y Villacencio, un noble criollo perteneciente
a la Orden de Santiago, natural de Huamanga (Actual Ayacucho) y por Juana
Basilia Calahumana, quién era heredera de una prestigiosa familia que
mencionaba tener ascendencia Inca. Apenas nació, Andrés de Santa Cruz fue
declarado español, esto a raíces de que era de familia noble, no obstante sus
rasgos mestizos hicieron que sus enemigos políticos y militares a lo largo de
su vida lo conocieran como el “Indio” o “Cholo” Santa Cruz.
Sus primeros estudios los
realizó en el colegio de su ciudad natal, en el colegio San Buenaventura del Cuzco;
en esta misma institución conocí a quien en un futuro sería su aliado y luego
su rival: Agustín Gamarra. En 1809 escapó de este colegio en orden de evitar un
injusto castigo.
A sus 17 años y bajo
ordenes de su padre, se enlistó en el ejercito realista como alférez del regimiento
militar “Dragones de Apolobamba”. Se inició así su carrera militar, gracias
a la invasión de fuerzas rioplatenses en contra del Alto Perú (Actual Bolivia)
Cuando se iniciaron las guerras de independencia, fue participe de la batalla
de Huaqui, a órdenes del brigadier Mateo Pumacahua, y posteriormente apoyó en
la “limpieza” de las guerrillas dispersas.
Con el rango de Coronel,
se le adjudicó la gobernación provincial de Piura, donde colaboró y ayudó en la
organización de 2 batallones para reforzar las posiciones patriotas de Cuenca.
Mientras la corriente
liberadora del Norte avanzaba hacía Quito, Sucre pidió el auxilio del Perú
contra los españoles que cerraban el paso en la sierra quiteña. El comandante
en Jefe San martín decidió enviar una divisón militar comandada por Santa Cruz.
De esta manera formando una unión entre las dos corrientes libertadoras, la del
Norte y la del Sur. Santa Cruz representaba al Perú con tan solo 1500 soldados.
Gracias a la victoria en el volcán Pichincha Santa Cruz fue ascendido a general
de brigada, y más tarde fue condecorado con una medalla al mérito.
Años después, Bolívar le
convocó a integrar el Ejercito Liberador. Fue nombrado jefe del Estado Mayor de
la división peruana y con ese rango fue participe de la batalla de Junín.
Un tiempo después fue
detenido en caleta de camarones, donde se lo consideró un perturbador del orden
público. Fue entregado y aprisionado en Chile.
El científico polaco Domeyko
dijo lo siguiente cuando lo visitó:
“Por su cara y su figura
tenía el aire de un simple indio de las cordilleras bolivianas. De una talla
tan pequeña como Thiers, flaco, seco, de un color cobrizo, frente estrecha
y cabellos negros y gruesos. Sus ojos eran negros de ébano, brillantes; pero
con una expresión de desconfianza, sus mejillas anchas y salientes, y los
labios, espesos; la cara parecía siempre afeitada. No se dejaba ver en él la
tristeza. No tenía aire de meditar mucho de lo que hablaba; sin embargo, no
decía tonterías. Su juicio era recto, con cierta penetración y espíritu
práctico, pero con poca ciencia. No cesaba de soñar con la revolución y con la
conquista de su trono. Mantenía comunicaciones secretas con sus partidarios
de La Paz y Potosí y más de una vez consiguió burlar la
vigilancia...”
Después de su aprisionamiento
y destierro, volvió a Bolivia donde se re postuló, pero fue vencido por Jorge
Córdova. Durante su estancia en Argentina casó a su hijo Simón con la hija de
Justo José de Urquiza. Regresó a Francia donde falleció el 25 de septiembre de
1865 en Beauvoir-sur-mer.
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